10.4.11

ISLANDIA: BUEN CALDO SOCIAL, INDIGNADO Y COHERENTE

El filo de la navaja©Ángela Ibáñez

Mal se pone la cosa si los siervos de la gleba se niegan a pagar con un aumento de sus impuestos los desmanes y despilfarros económicos de los señores feudales del dinero. La historia se repite, aunque sea en el siglo XXI y no en el XV y sea retransmitido en tiempo real a todo el globo, con lo que el peligro de contagio de las masas sea incalculable. Al final la injusticia hace salir a los ciudadanos-as a la calle y derrocar gobiernos y regímenes.

La secuencia muestra todos los matices que presenta el proceso: Primero amabilidad manipuladora: “Sed buenos, el país os necesita”, “Hay que sacrificarse”. Más tarde llega las amenazas, “Sino el sistema es insostenible”, “Cerrar el grifo de los créditos”, cuando todo el mundo tiene el pago de la casa, del coche, crece el endeudamiento y los embargos. El miedo paraliza sobre todo a los de más edad... Al final lo que hay son recortes sociales, pérdida de derechos, docilidad que al final tras sentir el ahogo de la mano en el cuello termina por estallar…

Los siervos de la gleba llevan todo lo que tienen: pollos, comida, cosechas, alhajas, dejan sus casas, para aplacar la ira de los señores del dinero que cada vez quieren más y sacrifican a sus súbditos sin piedad. Su hambre de beneficios rápidos es infinita y los siervos sacrificables…

En estos momentos Islandia marca un hito que si prospera puede cambiar la historia y la economía, el que los ciudadanos, coherentemente, sin miedo y desde la legalidad, recurriendo a ley decidan y voten no seguir echando dinero público al gran socavón económico provocado por los señores del dinero, que rápidamente lo redistribuyen en su propio beneficio, dejando de nuevo el agujero sin reservas para la sociedad. Si no reparten los dividendos ¿Porqué se les permite repartir las deudas…? Si los beneficios son para ellos también el riesgo y las pérdidas…

El ciudadano/siervo de la gleba no debe pagar tres veces, la primera al estado con sus impuestos, la segunda a los bancos con sus intereses, la tercera en el dinero público que los estados inyectan a los bancos…

El ciudadano quiere –exige- que el estado-gobierno sea responsable y sepa planificar, que administre bien los recursos comunes, no que los despilfarre ni los dilapide, y si lo hace que pague judicialmente por ello…

Islandia puede marcar un antes y un después en la rebelión pacífica, efectiva y organizada en contra del abuso de los señores del dinero, no con palos, gritos y destrozos en las calles sino de manera eficaz en las urnas…

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