Con la propulsión añadida del cierzo zaragozano de Noviembre un placer el volar a Lisboa, los cristales sucios pero el paisaje nebuloso relajante, deslumbrante al fondo el Tajo llegando a Lisboa, casi Duero de tanto reflejo dorado en el agua.
En el aeopuerto Zgz, pequeño para avalanchas del Inserso, con una cafetería manifiestamente insuficiente y sin máquinas de café que sacíen un poco el mono cafeteril, las obras bien, van, vienen, ruido, destinos...
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