Un regalo en forma de tiempo maravilloso, soleado y casi primaveral, envuelve como una papeleta de castañas, la ciudad blanca de Lisboa. La luz se derrama por todos los rincones e incluso invade los becos más oscuros.
La Plaza de la Estrella y su iglesia, en lo alto y cruzando cu remate con los paraguas metálicos creados por los cables de los tranvias, que suben cuestas imposibles...
Los castañeros ponen el olor y el humo al atardecer, el calendario dice que es Noviembre, pero todo un lujo, puedo cenar en las terrazas de la calle con total alegría...
La Casa de Alentejo (la entrada es de una casa normal) es un lugar de visita obligada, el edificio y cada rincón lleno de detalles, un patio interior precioso, se remata con varias salas del Restaurante donde elegir según las preferencias estéticas...
1 comentario:
Memorable Lisboa, estuve viviendo en la ciudad 9 meses, nueve meses que cambiaron mi vida.
Un saludo.
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