Esta fotografía refleja el tópico del aragonés allá por finales del siglo XIX y los inicios del XX. Me la regaló generosamente un librero de Santiago de Cuba al saber que era de Zaragoza. Estaba en un libro, que no podía comprar por su excesivo precio, que tenía numerosos huecos y agujeros, parecía un queso de Gruyere y en un impulso que no pude evitar, tanto por lo inesperado como por su rapidez, el librero arrancó la pequeña fotografía y me la regaló.
He recorrido el mundo y conozco y me interesan las distintas culturas que lo pueblan. Por ello cuanto más universalista, soy y me siento más aragonesa por los cuatro costados. Nací en un pequeño pueblo Used, tierra de frontera pues está en los altos campos que limitan y funden el horizonte de Zaragoza junto a Guadalajara y Teruel. Tierras altas y frías, poco pobladas por un medio árido y duro. Con gentes que se han adaptado al medio y las carencias, aunque con grandes migraciones hacia la ciudad en los 50 y 60. Yo misma soy el resultado de una de ellas, cuando tenía 3 meses mis padres vinieron a Zaragoza buscando nuevas posibilidades para sus hijos. Soy de pueblo, me siento orgullosa, y hago gala de ello, pues somos raza a extinguir, ya nadie nace en los pueblos. Todos, salvo imprevistos nacen en los hospitales.
Todo esto viene al hilo del ser y sentirse aragonés.
Tiene que ver con el territorio, con nacer aquí, con sus costumbres, sus tradiciones, su manera de ver la vida. También con los que aunque no hayan nacido aquí, lo sienten como propio y lo cuidan, lo protegen y lo transmiten a sus hijos y entre todos lo transformamos día a día y lo hacemos crecer
Los tópicos que nos caricaturizan son la terquedad, la simpleza, la cortedad, la brusquedad. Pero sin embargo la gente que nos conoce y que nos visita sabe que se nos reconoce enseguida por nuestra hospitalidad, por saber compartir lo que hay, por empatizar con el otro y si se puede arrimar el hombro y ayudar. Muchos amigos de fuera me dicen siempre que somos honestos y generosos en extremo (en los tiempos que corren eso es peligroso y casi un defecto imperdonable) y a veces esa generosidad la gente la confunde y se aprovecha de ella y así nos va...
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