Nieve en el camino. Medinaceli. © Ángela IbáñezNieve en toda España.
Frío y recuerdos.
El 23 F planea en todas las noticias y la gente ahuyenta como puede los fantasmas. He estado en Madrid y por casualidad el día 23 visitaba el Congreso de los Diputados y allí Tele Madrid hacía un reportaje sobre el, afortunadamente fallido, golpe de estado y entrevistaba a uno de sus protagonistas el fotógrafo de la agencia EFE Manuel Hernández de León. Manuel, joven de 28 años entonces puso imágenes a la secuencia de silencios, que viví en aquellos momentos gracias a la radio. Esa noche yo preparaba exámenes y escuchaba la radio, una sordina y letanía de voces que sentía de fondo y que se vio rota de repente por gritos y disparos. Presté atención avisada por mi padre, que permanecía atento a la retransmisión en otra radio, tras los disparos nada, el silencio. La nada y la sensación de impotencia de que los habían matado a todos.
Un largo silencio de crispación y angustia. Para seguir con música clásica en todos los canales. Fue una larga noche de preocupación, de gente marchando rápida a Francia, de esconder y hacer desaparecer papeles y datos para evitar situaciones de represalias que aún guardaban muchos en su reciente memoria. Manuel mostró el gesto crispado y la mirada torva de Tejero, que se da cuenta de la foto que le hace. Resuelve situaciones plásticas en blanco y negro en la urgencia del segundo grave que vive y que se escapa, que incluso se le puede escapar con la vida. De rápidos reflejos quita disimuladamente el rollo de la cámara y lo esconde. Le piden que de la película, con ingenio le entrega al guardia civil una sin usar y no es descubierto. Luego se da cuenta que tal vez le cacheen y pide permiso para ir a orinar. Una vez en los baños camufla el rollo en la ropa interior, dentro del calzoncillo para que no lo encuentren. Y efectivamente al salir le cachean pero no lo notan y puede hacer públicas las fotografías, que darán la vuelta al mundo.
Días de radio, días de emociones, de sonrisas, de sueños. Parte de mi vida tiene que ver con la radio, pero esa es otra historia. Hay días como hoy en los que a veces la echo de menos, sobre todo la emoción del directo…
Un largo silencio de crispación y angustia. Para seguir con música clásica en todos los canales. Fue una larga noche de preocupación, de gente marchando rápida a Francia, de esconder y hacer desaparecer papeles y datos para evitar situaciones de represalias que aún guardaban muchos en su reciente memoria. Manuel mostró el gesto crispado y la mirada torva de Tejero, que se da cuenta de la foto que le hace. Resuelve situaciones plásticas en blanco y negro en la urgencia del segundo grave que vive y que se escapa, que incluso se le puede escapar con la vida. De rápidos reflejos quita disimuladamente el rollo de la cámara y lo esconde. Le piden que de la película, con ingenio le entrega al guardia civil una sin usar y no es descubierto. Luego se da cuenta que tal vez le cacheen y pide permiso para ir a orinar. Una vez en los baños camufla el rollo en la ropa interior, dentro del calzoncillo para que no lo encuentren. Y efectivamente al salir le cachean pero no lo notan y puede hacer públicas las fotografías, que darán la vuelta al mundo.
Días de radio, días de emociones, de sonrisas, de sueños. Parte de mi vida tiene que ver con la radio, pero esa es otra historia. Hay días como hoy en los que a veces la echo de menos, sobre todo la emoción del directo…
El vicepresidente y teniente general Gutiérrez Mellado es zarandeado por un grupo de guardias civiles por orden de Tejero; a la izquierda, el presidente Adolfo Suárez.
Foto: ©Manuel Hernández de León
2 comentarios:
Que cosas tan difíciles, María. Todo esto da mucho miedo, pero gracias a valientes como este joven fotógrafo, las cosas cambian, al menos se descubren, se desvelan.
¿Que diría Tejero cuando vio los periódicos con la fotografía? De milagro al fotógrafo no le hicieron algo ¿verdad?
El fotógrafo, Manuel Hernández de León, hoy un hombre maduro, se jugó el tipo en aquellos momentos por hacer bien su trabajo e informar al mundo de la realidad. Muchos fotógrafos de prensa han muerto intentándolo, éste afortunadamente lo consiguió y con sus fotos nos recuerda momentos que nunca debieran suceder de nuevo.
Ángela
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